Era fácil pensar que todo esto era una pataleta. Un revival autoflagelante de una relación sin futuro. Una agonía en diferido, un diagnóstico en plena autopsia.
Acabo de ver "Que pena tu vida". Y fue limón en la herida, al punto que no pude terminar de verla. Y los pedazos que toleré, los vi de a 3 o 5 minutos y con un vodka naranja en la mano (o tres).
Las escenas de Santiago. Lugares que frecuento, similitudes estúpídas.
Estoy lejos de ser ese imbécil hijito de papá. Agresivo, celoso, sin dignidad. Pero si la vida fuera como las películas, con gusto pasaría por lo que él pasó con tal de dejar esta agonía atrás.
A pesar de que no fue ella quien propuso cancelar la relación, no fue ella la que - como en la cinta - lloró por un mes al punto de accidentarse, sin que el imbécil se enterase siquiera, por andar maraqueando. Ella tardó mucho menos en estar con otro y "amarlo" a los 5 vientos.
Pero no dejan de haber similitudes. La vida que vivimos es estándar, y te encasilla con facilidad. El facebook, el amor/odio hacia santiago, el salir por salir (aunque en este caso a sentarse en un bar y simplemente tomar)... tantos detalles.
No mentiré. Las primeras semanas casi no las recuerdo. A ella si, pero es difícil echar de menos una relación donde finalmente los hechos irrevocablemente te dejaban claro lo que sus labios intentaron por tanto tiempo desmentir.
Planes hechos para mejor, luego de la debacle. Para mejorar con independencia.
Pero entremedio, una pega que nunca quise. Una trampa de don Sata, como diría mi amado viejo. Un scam que terminó por arruinar mi perfectamente articulado plan de tesis y posterior viaje a USA para no volver, como quien literalmente se caga en una carta Gantt. Sin opción de renuncia, pues es familia. Y la familia aunque te cague, no la abandonas.
Pero al igual que el idiota de la película, pasó un poco más de tiempo. El suculento finiquito en mano y el yugo de Lan finalmente lejos. Salir, divertirse. Sedarse a toda costa. Viajar a la V y estar con los amigos. No decir que no a ninguna salida, sin importar a cuánto estuvieran los tragos o la entrada.
... Saber que andas con el corazón roto y que maraquear sólo lo va a hacer aún peor.
Poner todas tus fichas en rodearte de risas y buena onda, apostando a que te va a ganar tiempo. Tiempo que se necesita para dejarlo ir.
Volver a Stgo sólo a pagar arriendo y cuentas del depa que armé tan para mí como para ella, para no durar ni siquiera 24 horas y desesperadamente patalear de vuelta a la V región como quien usa todas sus fuerzas para salir a la superficie por algo de oxígeno. A jugarse el resto de las fichas.
Risas, deporte, tomanji, karaoke, clubes, asados... harto carrete.
Tanta distracción... sólo para que apareciera su recuerdo cada vez que los músculos de la cara - por cansancio - me negaban la sonrisa. Ver algo, sentir algo, oler algo, una canción... Recordarla, mostrar los dientes apretados hasta rechinar. Cerrar los ojos, suspirar y seguir adelante.
Inexplicablemente, bajé varios kilos. Explicablemente, bajé de los 7 a los 5 dígito$. A las monedas de 500 que uno siempre junta para cuando vengan las vacas flacas.
Y hoy estoy acá de nuevo, con la opción - diezmada, pero aún "viable" - de seguir en este infernal vórtex de desfinanciamiento.
Pensé que estos meses serían suficientes para mitigarlo. Pero el error fue grave, y las raíces profundas. Me encerré en ella por 2 años y no puedo decir que "mis amigos están en santiago", como en la película. Tengo muy pocas cosas acá. Las contadas personas que tengo están en otras etapas. La mayoría con hijos y sin tiempo... y lo más paradójicamente imbécil es que son varios de ellos más jóvenes que yo.
En fin, creo que estas líneas no son más que un desahogo. Una salida, una más de las cosas que sigo intentando para salir adelante.
Lo obvio sería decir que un clavo saca a otro clavo. Y la verdad, tiene todo el sentido del mundo. Pero conociéndome como lo hago, no sé. La conquista no es lo mío. No soy capaz ni de pedirle el teléfono a una mina que "medio" me gusta y me parece corresponder. No hay mucho que esperar.
Pero de alguna manera tengo que salir adelante y no dejarme morir.
Dicen que así es como uno madura. Cuando te sientes distinto la vida tarda, pero no olvida demostrarte que mientras te crees tan avanzado, eres el peor justo el aspecto que más te urge en ese momento.
Te demuestra que eres un Gatica. Que te sientes la estrella de la película, pero no eres más que un personaje secundario, siempre con el consejo sabio, los valores y toda esa bullshit, pero con la cagada en la vida y en la cabeza.
Y Solo al final.
Pero no es tarde.